Quien estas palabras humildes escribe no tiene biografía digna de mención ni que pueda resultar interesante al público, más allá de algunas obsesiones existenciales, la colaboración en el pasado en algunas revistas —por lo general de pocos lectores—, el haber estudiado en tiempos pasados que parecen de otra vida el arte de la política en las aulas de mi alma máter, y una vida virgiliana que combina el cuidado de la hacienda con las letras y con algunas parcas lecturas desordenadas. Nada, pues, que pueda ni perturbar ni llamar la atención del lector, a quien encomiendo estos poemas que quizás sean un estudio de mi alma, quizás una confesión en momentos más oscuros o más luminosos, o quizás sólo una ficción.