En este manojo de cuentos que les presentamos no encontrará el lector aventuras ni aventureros. Sencillamente podrá degustar escenas, sensaciones, paisajes, incluso olores y sabores como los que degustan tantas y tantas personas. Sus narraciones no son necesariamente alegres o tristes, son normales: cómo se escribe una carta a la novia; cómo se contempla un río al atardecer; cómo aguanta la jovencilla los primeros embates del amor, o cómo, anodinamente, se dejan pasar las horas en espera de nada.