Ahora entiendo el porqué de tu grandeza,
novia del sol y de la nieve.
He tardado mucho, demasiado, casi ocho lustros
en conocer el sudor de la espuma, la rima,
tus aguas, oh laguna, el circo que te rodea,
el oxígeno puro, la libertad del viento.
Pero al fin sé de ti como del aire.
Treinta años bajo la bota limpia
y diez de andar a gatas, son cuentas muy altas
para pasar factura de mi ignorancia al cielo.
Andrés García Madrid