Creo que la leyenda puede explicarse
a través del pensamiento.
Dios es pensamiento inmortal.
Nosotros, extraviados, soñamos encontrarlo.
Él, como una sombra que huye de su cuerpo,
se nos adelanta y se esconde
en silencio y memoria.
Apenas cantamos, pronunciamos el conjuro,
se nos aparece de nuevo.
Pero el poder del encantamiento no dura bastante.
El poeta se apodera del pensamiento inmortal.
Dios, mago y maestro, ha huido entonces.
Sólo queda el canto y la palabra
elaborados con memoria y aromonía.
El dulce acento nos lleva muy cerca de Dios,
quien sonríe a la distancia.
El hombre, mientras tanto, sufre en pensamiento.
Elías Antonio Muvdi