El silencio reposa en las mañanas
de verano, cuando huye sorprendida
la aurora, por su hermano perseguida
entre las nuebes, que se apartan vanas.
Rápida, inunda con su luz tempranas
sombras, que amarillean en la huida,
al anunciar su próxima salida
el sol, tiñendo en rojo las cercanas.
Ángel Lavín Cobo