El perfil de los pacíficos se divide en tres partes cuyo hilo narrativo parte sugerido por las dialécticas entre los personajes que habitan en uno mismo. El que unos es, quien le descubre que nunca fue, quien quiso ser, el que le hicieron, quien será, quien hubiera podido ser. Y así una multigeografía emotiva se mezcla en la ciudad con miedos, sueños de grandeza, deseos, sacralizadas bellezas asalariadas, castigos bíblicos, infancias de tebeo, familias ejemplares... siempre con pavor ante la evidencia, la impotencia por huir de la realidad inventada, el satisfactorio, resignado y lamentable repaso de las personalidades sidas, queridas, despreciadas, todas finalmente asumidas, en un mundo conformado por la millonésima multiplicación de todas ellas, y donde la ponderación moral del éxito o de la desgracia es tan infinita y ajustadamente ridícula como para convertirse en un verdadero indicador de lo real.