Comprendo que a estas alturas me acusen de estar borracho
(y me he ido emborrachando a medida que escribía estas líneas)
Pero eso es la existencia en sus mejores poetas y filósofos:
una borrachera en que yo toco tu hombro,
y tú me miras
y ambos sabemos que somos uno en la consumación del sexo.
La muerte disfrazada de plenitud
o, tal vez, la eternidad y el hambre.
José Elgarresta