El libro, a través de la observación y el análisis cotidiano, intenta mostrar las caras de nuestro mundo. En una mirada rápida se busca el lado de una realidad que habla diversos lenguajes. Por eso, los distintos artículos llegan al lector por medio de una serie de acontecimientos que, bajo la apariencia de lo accidental, son, sin embargo, el corazón de nuestra vida. El ruido, el fútbol, estar en minoría o la presencia afectiva de una artista se contemplan como trozos tanto de lo que entendemos por sociedad como de los aspectos más íntimos en los que se reconoce nuestra subjetividad. La ventana, se ha dicho, une lo interior y los exterior. En los artículos semanales recogidos por el diario El Mundo en sus Magazine, el autor, hace que fijemos nuestra vista, críticamente, en la calle y, a su vez, invita a que lo que sucede fuera tenga eco en nuestra conciencia. El país en el que vivimos, por otro lado, se retrata de una manera directa en la que no faltan la ironía o la ternura.